NOVECENTO
BERNARDO BERTOLUCCI
3.1. BIOGRAFÍA
Bernardo Bertolucci (nacido en Parma, Italia, 16 de marzo de 1941) es un director de cine italiano. Su padre, Attilio, era poeta. Bernardo estudió en la Universidad de Roma, dónde se ganó una cierta fama como poeta. Se inició en el mundo del cine realizando cortometrajes en 16 mm con su hermano Giuseppe. En 1961 hizo de ayudante de dirección en Accattone, primer largometraje de Pier Paolo Pasolini. Un año después se estrenaba como director con La commare secca.
Continuó con Partner (1968) y La estrategia de la araña (1970), antes de alcanzar su primer éxito artístico con El conformista (1971), historia de un hombre que se une al fascismo para conjurar su problemática identidad sexual. Esta película es considerada por muchos críticos como su obra maestra y fue nominada al Oscar al mejor guión. Su filmografía posterior incluye la polémica El último tango en París (1973, nominada al Oscar al mejor director), Novecento (1976) épico homenaje al comunismo italiano, con música de Ennio Morricone y fotografía de Vittorio Storaro, La luna (1979), La historia de un hombre ridículo (1981), El último emperador (1987, ganador de 9 premios Oscar, dos de ellos a Bertolucci, como director y como coguionista), El cielo protector (1990) y El pequeño Buda (1993).
Bertolucci introdujo un estilo visual caracterizado por los movimientos de masas magistralmente coreografiados, complejos movimientos de cámara y un montaje estilizado, que otorgaban una dimensión operística a la narración cinematográfica.
El trabajo con Pasolini es una influencia que ha marcado toda su obra posterior, junto con la obra de otros directores como Godard, Kurosawa o los neorealistas.
El suyo es un cine de autor. Sus principales características son un esmerado uso de la cámara y del montaje, y el trabajo de la fotografía con finalidades simbólicas. (1)
FILMOGRAFÍA
• 1959 — Il teleferico (cortometraje en 16 mm)
• 1960 — Morte di un maiale (cortometraje en 16 mm)
• 1962 — La commare secca
• 1964 — Prima della rivoluzione
• 1967 — La vía del petróleo (documental para TV)
• 1966 — Il canale (cortometraje documental)
• 1968 — Amore e Rabbia (episodio «Agonía»)
• 1968 — Partner (Il sosia)
• 1970 — La strategia del ragno
• 1970 — El Conformista (The confirmist / Il Conformista)
• 1971 — La salute è malata (I poveri muoiono prima) (La salud está enferma (Los pobres mueren antes)) (documental)
• 1971 — 12 de diciembre (documental)
• 1972 — El último tango en París (Ultimo tango a Parigi / Last tango in Paris)
• 1976 — Novecento
• 1977 — Silenzio e complicità
• 1979 — La luna
• 1981 — La tragedia di un uomo ridicolo
• 1984 — L'addio a Enrico Berlinguer (documental)
• 1987 — El último emperador (The Last Emperor / L'ultimo imperatore)
• 1990 — The Sheltering Sky (Il tè nel deserto)
• 1993 — Little Buddha (Piccolo Buddha)
• 1996 — Stealing Beauty (Io ballo da sola)
• 1998 — Besieged (L'assedio)
• 1989 — 12 registi por 12 città (fragmento «Bologna»)
• 2002 — Ten Minutes Older: The Cello (episodio «Histoire d' eaux»)
• 2003 — Soñadores (The Dreamers / I sognatori)
PREMIOS
• Premios OSCAR
o 1987 Mejor dirección: “El ultimo emperador”
o 1987 Mejor Guión adaptado: “El ultimo emperador”
• Premios GLOBO DE ORO
o 1988 Mejor dirección: “El ultimo emperador”
o 1988 Mejor Guión: “El ultimo emperador”
• Premios BAFTA
o 1987 Mejor película: “El ultimo emperador”
• Premios CESAR
o 1987 Mejor película extranjera: “El ultimo emperador”
NOVECENTO
SINOPSIS
En el año 1900, en una finca en el norte de italia, nacen el mismo día el hijo de un terrateniente y el hijo de un bracero. La película les sigue a ellos y a sus familias durante ochenta años en la amistad y la alienación, sobre todo en lo relacionado con su actitud frente al fascismo, con el que burgués colabora pasivamente mientras el trabajador se convierte en partisano. Famoso drama que hace un complejo recorrido histórico, político y social de la Italia del siglo XX, muy alabado por la crítica y con un impresionante reparto. (FILMAFFINITY) (2)
FICHA TÉCNICA
Dirección Bernardo Bertolucci
Producción Alberto Grimaldi
Guión Franco Arcalli, Bernardo Bertolucci
Música Ennio Morricone
Fotografía Vittorio Storaro
Montaje Franco Arcalli
Reparto
Robert De Niro, Gérard Depardieu, Dominique Sanda, Francesca Bertini, Laura Betti, Werner Bruhns, Stefania Casini, Sterling Hayden, Anna Henkel, Ellen Schwiers, Donald Sutherland, Burt Lancaster, Stefania Sandrelli, Alida Valli.
Datos y cifras
País(es) Italia
Año 1976
Género Drama Histórica
Duración 316 min
Compañías Productora Produzioni Europee Associati
COMENTARIOS
Novecento es un film de Bernardo Bertolucci estrenado en 1976, que narra las cinco primeras décadas del siglo XX en Italia. El director de ideología izquierdista hizo, al filmar la película, un gran homenaje al comunismo italiano, aunque con una lógica reflexión utópica sobre la ideología al final de la cinta.
La película fue una gran epopeya de su tiempo, producida por Alberto Grimaldi. La cinta tiene un gran carácter persuasivo e ideológico, sin embargo el excelente plantel de actores, el argumento, la fotografía de Vittorio Storaro y la banda sonora de Ennio Morricone convierten a esta película en no sólo una crónica del devenir histórico de las ideologías en la Europa del siglo XX, sino también en una obra de arte cinematográfica.
La película comienza el 27 de enero de 1901, coincidiendo con la muerte de Verdi, nacen al mismo tiempo en la hacienda Berlinghieri, dos niños: Olmo Dalcò (Gérard Depardieu), de origen humilde y descendiente de trabajadores de la hacienda y Alfredo Berlinghieri (Robert de Niro), nieto del patrón de dicha hacienda (Burt Lancaster).
Aunque las circunstancias del momento les enfrenten durante toda la historia, surgirá entre Olmo y Alfredo una gran amistad. La película narra los acontecimientos de relieve que ocurrieron en la Italia de la primera mitad del siglo XX. Empieza mostrándonos la situación de explotación en la que viven los campesinos de la finca, más tarde la acogida del comunismo por parte de los proletarios, luego narra el final de la Primera Guerra Mundial. Pero sobre todo la obra se centra en el nacimiento del Fascismo, apoyado, ideado y mantenido por los grandes capitales, sobre todo poderosos terratenientes que ven cómo merma su poder ante la creciente ideología comunista.
Por ello la película muestra esta ideología fascista que acuña el camisa negra Attila Mellanchini, personaje interpretado por Donald Sutherland. En un principio este personaje es contratado como administrador por el dueño de la finca y nuevo patrón, Ottavio, que es el padre de Alfredo y que ha heredado la finca del abuelo, Alfredo Berlinghieri Senior. Sin embargo Ottavio muere repentinamente lo que convierte a Alfredo en padrone (patrón) de la hacienda Berlinghieri.
Attila, ante la pasividad de Alfredo realiza todo tipo de abusos e injusticias contra los campesinos como agresiones y arrestos. Mientras la mujer de Alfredo (Dominique Sanda), burguesa y bohemia, se opone inútilmente a Attila y comienza una relación de amistad con Olmo, que hace sospechar a su marido Alfredo. Hasta que un día la ira de los campesinos estalla sobre Attila, y éste en represalia junto con los camisas negras asesinan a varios campesinos, ante esto Olmo tiene que huir.
Años más tarde con la liberación de Italia por los aliados, los campesinos armados capturan a Attila y a su mujer (la prima de Alfredo) y les ejecutan, así como también capturan a Alfredo, el patrón, y realizan un juicio popular contra él, convocado por Olmo, que reaparece tras haber estado escondido en la propia hacienda. Finalmente Alfredo no es condenado a muerte sino que simplemente su figura histórica, el padrone (patrón), queda destruida. (3)
Ver después de muchos años un "fetiche" cinematográfico puede ser una experiencia decepcionante, ingrata e incluso dolorosa. Pero al menos para nuestro compañero Joel Poblete, el reencuentro tras casi 15 años con la imperfecta pero fascinante "Novecento" de Bertolucci, fue emotivo y hasta iluminador. La tan postergada edición en DVD que apareció a fines del 2006 (al cumplirse cuarenta años de su estreno) permite acceder a la versión más cercana al corte original del director de cinco horas y cuarto de duración.
Hay una categoría de películas que tienen mucho de malditas, desmesuradas y ambiciosas, que no son perfectas e incluso tienen unos cuantos defectos en su narración y puesta en escena, pero sin embargo a determinados espectadores los atrapan y les dejan un recuerdo imborrable. Para mí una de ellas ha sido durante años Novecento, el pretencioso fresco con el que, a modo de una verdadera alegoría, Bernardo Bertolucci intentó reflejar los cambios sociales y políticos en la Italia de la primera mitad del siglo XX, y de paso se encontró con unos cuantos problemas con su distribución internacional, tanto por su excesivo metraje como por su temática y el impacto y polémica de algunas de sus imágenes.
¿Por qué se ha convertido en un fetiche para mí? De partida es bueno recordar que en Chile, a causa de la mirada generosa con el proletariado y los discursos de izquierda que mostraba la cinta, era lógico que la censura de la dictadura pinochetista no permitiera su exhibición en la época de su estreno (1986), y permaneció prohibida durante años, hasta que por ahí por 1992, ya en democracia, se lanzó en video y TVN la transmitió como miniserie, en capítulos emitidos en horario de trasnoche. En esos años yo recién estaba empezando a obsesionarme con el cine más allá de la entretención que podía traerme como espectador, pero no sabía demasiado sobre Bertolucci, salvo su generosa cosecha de Oscar con El último emperador (en esa misma época hubo cierto revuelo por el también postergado estreno de El último tango en París); leí en la prensa que se exhibiría en la TV esta especie de "película maldita" que había estado prohibida, y seguí la serie con fascinación y asombro, además de grabarla en video. Lo anecdótico es que a pesar de que se había levantado la censura, de todos modos se cortaron algunas escenas y hasta alteraron el orden de algunas secuencias de manera bastante torpe y burda (había momentos que se cortaban, y sin embargo su continuación aparecía varios capítulos después), y a pesar de eso, su sorprendente mezcla de crudeza, delicadeza, política, violencia, lirismo, sexo y crónica histórica me capturó por completo, me apasioné por las vicisitudes de sus personajes y me obsesionaron las actuaciones, la dirección de arte y fotografía, la bellísima e inolvidable partitura de Morricone.
De Niro, Depardieu y Donald Sutherland
Además, Novecento abordaba uno de los temas que más me obsesiona y atrapa en el séptimo arte: el paso del tiempo, y cómo éste influye en las vidas y acontecimientos. No es casualidad que buena parte de mis películas favoritas tengan que ver con esto; me fascina cuando dentro de una misma obra vemos evolucionar, para mejor o peor, a sus personajes y entorno, y la historia de Alfredo y Olmo, dos niños nacidos el mismo día (coincidiendo con la muerte de Verdi, ni más ni menos), en los albores del siglo XX y en el corazón de la región italiana de Regio Emilia, tiene mucho de eso. Aunque tienen distintos orígenes sociales, ambos cultivan una amistad de años que se verá afectada por el tiempo y por las diferencias ideológicas y de clase –uno era hijo del patrón, el otro de uno de los trabajadores, y mientras el primero hizo la vista gorda ante el ascenso del fascismo, el segundo se convirtió en adalid del comunismo y los derechos del campesinado-, que de paso van señalando el complejo desarrollo de la historia italiana de esas décadas, de ese siglo que precisamente en italiano debería ser llamado "Novecento" (mucho más acertado que el nombre 1900, como se conoció a la película en Estados Unidos y América Latina).
A pesar de la irregular carrera que ha tenido Bertolucci en las últimas dos décadas, y que algunos de sus títulos me han decepcionado mucho -El pequeño Buda y The dreamers, por ejemplo, proyectos que a priori parecían interesantes pero en los que el italiano no va más allá de los aciertos visuales-, no dudo en mencionarlo entre los realizadores que más me han interesado como cinéfilo. Nunca más volví a ver Novecento, pero seguía guardando una enorme veneración por ese título, aunque temía que podía deberse a la traicionera nostalgia que a menudo nos hace imaginar algunas cintas mucho más grandes de lo que realmente son. Siempre sentía la curiosidad de volver a verla, pero sabía que no estaba en DVD salvo una edición europea que al parecer no era demasiado digna, por lo que durante años esperé a que se editara finalmente. Me alegré enormemente cuando finalmente se anunció la edición en DVD, a fines del año pasado, de la versión más fiel y completa de la película, con una duración de 5 horas y 15 minutos, además de un par de extras que incluían declaraciones de Bertolucci y su inseparable (e insuperable) director de fotografía en esos años, el MAESTRO Vittorio Storaro.
Por supuesto, la encargué por internet y la recibí hace alrededor de dos meses, aunque me costó encontrar un momento propicio para ver completa y en una sola sesión esta extensa cinta, como debe ser, y no en capítulos como la vi hace 15 años. Y ahora puedo decir que volví a quedar fascinado, incluso aunque ahora tomé más conciencia de las irregularidades de la obra de Bertolucci. Afortunadamente, aunque parezca increíble, la extrema duración no es un defecto, salvo para aquellos espectadores impacientes, pero lo que sí puede agotar es su excesiva ideologización. Más allá de las ideas políticas de cada uno, la apología de las clases obreras y campesinas y la exaltación del socialismo rozan el panfleto y su exceso de didactismo no resiste tan bien el paso del tiempo, especialmente en la última media hora, cuando un improbable y cuestionado "juicio popular al patrón" sirve de excusa para un desfile de banderas rojas que de seguro provocará urticaria a muchos... pero a la vez es en estos excesos donde radica una de las grandes virtudes que Bertolucci exhibe en Novecento, la capacidad de expresar su forma de pensar a través del cine, con una pasión desbordada, genuina y hasta ingenua. Lo mismo vale para estremecedoras escenas ligadas al sexo y la violencia, que incluso en estos días, cuando el público ya está acostumbrado a ver de todo en la pantalla, pueden incomodar y perturbar a más de alguien. Por ejemplo, quienes la han visto de seguro no olvidan la muerte de un gato o de un niño, o a dos jóvenes Robert De Niro y Gerard Depardieu completamente desnudos, masturbados simultáneamente en una cama por una chica que ejercía esporádicamente la prostitución (con el excesivo celo y pudor de muchas estrellas hoy en día, cuesta imaginar muchos ejemplos actuales de actores famosos que hoy en día asuman tales niveles de desinhibición y entrega a lo que requieren sus directores).
De cierta manera, se podría afirmar que Novecento es una suerte de compendio de lo mejor y lo peor que Bertolucci nos ha ofrecido en su cine, y que a la luz del desarrollo que su carrera ha tenido posteriormente nos hace añorar esos tiempos en que con mayor o menor fortuna, pero con enormes dosis de auténtico arte cinematográfico, asumía riesgos reales, no estrictamente cosméticos, al contar sus historias. Es que definitivamente, al menos para mí, Novecento pertenece a esa categoría en la que también figuran Las puertas del cielo de Cimino o Erase una vez en América de Leone, por mencionar dos ejemplos: más allá de que alguna sea más magistral que las otras, en estos tres títulos malditos hay pasión, desgarro y ambición por parte de sus directores, hay metrajes excesivos, hay una voluntad de recurrir a una épica por momentos casi operística para abordar el pasado, en la que se mezclan la crudeza, lo sórdido y violento con el sentimentalismo, la poesía y la melancolía.
Sterling Hayden y Burt Lancaster
Novecento no me decepcionó, porque aunque a ratos me molesten los citados excesos panfletarios, que algunas situaciones dramáticas se resuelvan de manera poco convincente o recurriendo a exagerados desbordes melodramáticos, que el relato se atrape a sí mismo en el último tercio con un torpe desenlace, hay muchas otras cosas que la hacen una obra única y maravillosa: la deslumbrante y hermosa ambientación de época, la bella fotografía de Storaro, a la que no es arriesgado considerar una de las mejores de la historia del cine (esos atardeceres, las brumas, la oscuridad en los interiores, ¡y cómo refleja el cambio de estaciones en el campo emiliano, la naturaleza haciendo eco de los vaivenes dramáticos de la historia con parajes que pueden ser indistintamente –según el momento- bucólicos como siniestros!), y una de las partituras de Morricone que deberían figurar en el cuadro de honor en la honorable filmografía del veterano maestro (por más que en el mediocre homenaje que le rindieron en los últimos Oscar la olvidaran), no sólo por su capacidad de sugerir la atmósfera para cada escena, sino además porque hay secuencias completas cuyo sentido se ve potenciado por su inolvidable música. Pero más allá de eso, está el creciente dramatismo que se apodera de su historia, y las magníficas actuaciones de un elenco multinacional y privilegiado, que va de unos jovencísimos y muy adecuados De Niro, Depardieu, Dominique Sanda y Stefania Sandrelli hasta un conmovedor Burt Lancaster -tan lejos y tan cerca de la vez de su príncipe de El gatopardo de Visconti-, un sólido y muy humano Sterling Hayden, una histérica y sorprendente Laura Betti y el impresionante Attila de Donald Sutherland, uno de los villanos más perversos y aterradoramente inolvidables de la historia del cine. Y por encima de todos esos logros, están los imborrables rostros, las miradas de esos campesinos reales de los sitios donde se filmó la película, en pequeñas localidades en los alrededores de Parma, la ciudad natal de Bertolucci; incluso muchos de ellos quizás vivieron los hechos en carne propia, lo que le da a muchos momentos del filme un carácter casi documental, de testimonio y herencia de un mundo cercano al ocaso, un estilo de vida en vías de extinción. La magia de Novecento está en buena parte en esas caras curtidas por el dolor y la injusticia, que sin embargo a menudo se alegran por la fugaz ilusión de una fiesta, un baile o una canción. Es en la capacidad para entender su esencia, así como la de esos personajes y esa historia, y trasladarlos a la pantalla grande en una película que puedes querer u odiar, pero no te deja indiferente, donde descansa el talento y la proeza que Bertolucci desarrolla en esta película fallida, irregular sin duda, pero finalmente fascinante, irrepetible, única.(4)
La acción dramática principal tiene lugar en la finca rústica de 300 Ha. de la familia Berlinghieri y en el pueblo vecino, de la región italiana Emilia-Romagna, situada al Norte de Italia. Sigue la historia italiana desde enero de 1901 hasta abril de 1945, con un epílogo situado en la primavera de 1976. Los principales acontecimientos históricos que jalonan el relato son la muerte de Verdi (27-I-1901), la gran huelga agraria de 1908 (de 1/V al 25/VI), la IGM (1914-18), la fundación del PCI (Livorno, 21-X-1921), la toma del poder por Mussolini (30-X-1922), la prohibición del PCI (5-XI-1925), la IIGM (1939-45) y el día de la liberación (25-IV-1945).
El film desarrolla el relato novelado de las historias de Olmo Dalcò, nieto de Leo Dalcò (Hayden), bracero residente en la finca, y de Alfredo Berlinghieri, nieto del último propietario de la explotación agraria que pudo gobernarla a la antigua usanza. Olmo (Depardieu) es un bracero airado y luchador, con madera de líder, que encabeza los movimientos de protesta de los trabajadores de la finca. Alfredo (De Niro) lleva una vida despreocupada y relajada hasta que, a la muerte del padre, Giovanni (Valli), se ve obligado a asumir las funciones de patrón.
El film suma drama, historia, romance y guerra. Desarrolla la acción en los alrededores del lugar de nacimiento de Bertolucci (Parma, Emilia-Romagna). De algunas localizaciones da el nombre y su posición (Madonna dei Prati, a 3 Km. de la finca). De otras facilita sólo el nombre (Piacenza, Cremona...). Muestra, sin identificarlo explícitamente, el cauce parsimonioso del río Rabbi y las casas de la finca “La Piacentine”. De ésta da el número de trabajadores y trabajadoras (un centenar) y los componentes de su producción: carne ovina, porcina y vacuna, leche, cultivos de riego (huerta, maíz, fruta...) y de secano (grano, viña...), etc.
Presta atención a la progresiva mecanización del campo con el desplazamiento del arado de bueyes o mulos a raíz de la introducción del tractor, el rastrillo, etc. Explora la evolución del papel del terrateniente desde la época superada del abuelo Alfredo (Lancaster), pasando por los cambios impuestos por la creciente organización sindical del campo que obliga a negociar y a reconocer derechos, hasta la delegación de las tareas de gestión en manos de asalariados como Attila (Sutherland), crueles y violentos.
El relato se divide en cuatro etapas, que tienen lugar en cada una de las cuatro estaciones del año. La infancia de Olmo y Alfredo se presenta en verano, la adolescencia en otoño, la madurez en invierno y la vejez en primavera. Así mismo, la infancia de los protagonistas coincide con la emergencia del movimiento obrero, la adolescencia con la aparición de la lucha obrera (reivindicaciones, huelgas...), la madurez con la derrota del fascismo y el triunfo de la democracia y la vejez con los sueños de liberación. A lo largo de las cuatro etapas va disminuyendo el número de trabajadores de la finca. Las bajas pasan a trabajar en otros lugares (ciudad) y en otras ocupaciones (industria). A lo largo de su recorrido, el relato está hecho desde el punto de vista de los trabajadores (el de Leo al principio y el de Olmo después), que se inspira en los ideales, concepciones y sentimientos del PCI, principal impulsor del movimiento obrero en Italia.
Bertolucci analiza otros temas, como la crueldad de los “camisas negras”, la importancia y precocidad del sexo en el mundo agrario, el envejecimiento en una explotación agrícola, las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores del campo, el papel de la mujer en las tareas agrícolas, el proceso de reivindicación obrera y la evolución de sus objetivos, etc. Algunas escenas, de gran realismo, causan fuerte impresión, como el sacrificio del cerdo, el lanzamiento de excrementos a Attila, la represalia de éste, el acompañamiento al cementerio de los muertos en el incendio de la Casa del Pueblo, el asesinato de un niño, los suicidios, la muerte violenta de un gato, el bracero que se corta una oreja y se la entrega al terrateniente, etc.
El film presenta una descripción sesgada de la inviabilidad de las posiciones liberales, que no se identifican ni con el autoritarismo fascista, ni con las ansias revolucionarias obreras. Encarnan estas posiciones Octavio (Bruhns) y Ada (Sanda), a los que se asignan papeles de derrota, embriaguez y locura. Al margen del sentimentalismo ideológico y del sesgo emocional que lo informan, el film cuenta con muchos elementos que fundamentan su solidez e interés.
La música, de Ennio Morricone, ofrece una partitura vibrante, sencilla y grata, que hace uso de violines, grupos de cuerda y de cuerda y metal, solos de ocarina, voz, coros, etc. La melodía central tiene formato de himno de exaltación y glorificación. Va acompañada de cortes incidentales, que resaltan su centralidad y preeminencia. Añade el canto de “Giovinezza” (marcha fascista). La fotografía, de Vittorio Storaro (“Apolalypse Now”, 1979), en color (technicolor), presenta una narración visual muy cuidada y atractiva, de gran perfección. Son excelentes las interpretaciones de De Niro y Depardieu.(5)
El director italiano Bernardo Bertolucci acudió al Festival de Cine de Estéril, del año 2008 para presentar el documental "Bertolucci Secondo il Cinema", que cuenta la historia de la realización de su aplaudido filme "Novecento", estrenado en 1976.
El realizador, que es homenajeado en esta segunda edición del certamen luso, calificó "Novecento", protagonizada por Robert De Niro y Gérard Depardieu, como una obra "ambiciosa" y recordó lo que le costó que la película se exhibiese en Estados Unidos. La cinta narra las cinco primeras décadas del siglo XX en Italia a través de la historia que entabla un niño de clase humilde con otro de clase alta.
El director, además, señaló la coincidencia que existe entre el 25 de Abril de 1945, año en el que Italia se libera del fascismo, y el 25 de Abril de 1974, cuando surgió en Portugal el movimiento militar que puso fin a la dictadura de Antonio Oliveira Salazar. Bertolucci, autor del premiado filme "El último Emperador", fue recordado durante el fin de semana con la proyección de algunas de sus obras, como "The Dreamers" (2003), a cuya exhibición acudieron sus protagonistas, los actores Michael Pitt y Louis Garrel . (6)
CITAS:
1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_Bertolucci
2.- http://www.filmaffinity.com/es/film903598.html
3.- http://es.wikipedia.org/wiki/Novecento
4.- http://www.mabuse.cl/1448/printer-78076.html
5.- http://www.filmaffinity.com/es/reviews/1/903598.html
6.-http://www.hoycinema.com/actualidad/noticias/Bernardo-Bertolucci-presenta-documental-acerca-filme-Novecento.htm
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