COMPETENCIA DESLEAL

Competencia desleal (Concorrenza sleale) es una película ítalo-francesa dirigida por Ettore Scola, estrenada el 23 de enero de 2001. Se rodó en Cinecittà y algunos de sus sets fueron utilizados por Martin Scorsese en Gangs of New York, como Ettore Scola dijo en el libro de Néstor Birri.

FICHA TÉCNICA

Dirección: Ettore Scola.

Países: Italia, Francia.

Año: 2001.

Duración: 110 min.

Interpretación: Diego Abatantuono (Umberto), Sergio Castellitto (Leone), Gérard Depardieu (Angelo), Jean-Claude Brialy (Nonno Mattia), Claude Rich (Conde Treuberg), Anita Zagaria (Margherita), Antonella Attili (Giuditta), Elio Germano (Paolo), Gioia Spaziani (Susanna), Sabrina Impacciatore (Matilde), Rolando Ravello (Ignazietto).

Guión: Ettore Scola, Silvia Scola, Fulvio Scarpelli, Furio Scarpelli y Giacomo Scarpelli.

Producción: Franco Committeri.

Música: Armando Trovajoli.

Fotografía: Franco Di Giacomo.

Montaje: Raimondo Crociani.

Diseño de producción: Cinzia Lo Facio y Luciano Ricceri.

Vestuario: Odette Nicoletti.

Estreno en España: 13 Septiembre 2002.

SINOPSIS

Umberto es un sastre no judío propietario de una elegante sastrería que está perdiendo clientes a favor de su vecino judío Leone, que está ampliando su stock por medio de sencillas tiendas de moda de caballeros, solapando las mercancías de Umberto y rebajando sus precios. Las familias, sin embargo, son ridículamente parecidas. Los dos niños son compañeros de clase e inseparables amigos, su hermano y hermana mayores son novios. Así era hasta 1938, cuando las discriminatorias "leyes raciales" se aprobaron de manera fulminante en Italia. De pronto los profesores judíos ya no podían impartir clases; los periodistas, doctores y abogados no podían desempeñar sus cargos y los niños judíos ya no podían asistir a la escuela pública. Las familias judías tampoco podían tener radios en sus casas, ni ayuda doméstica "aria", y en breve tampoco dirigir sus negocios.(1)




COMENTARIOS:

Una mirada humana a un mundo deshumanizado

Ettore Scola vuelve poner su mirada humanista en la Italia de Mussolini, en la línea de "Una jornada diferente", "La familia" y "La sala de baile",  para criticar la indiferencia ante el atrope-llo sufrido por quienes sólo se distinguían por su condición de judíos.

En este caso, la historia particular se organiza en torno a dos comerciantes de trajes a la medida, que libran su batalla particular por ganarse a la clientela y cuya rivalidad supera lo meramente profesional. Ambos ponen en juego sus estrategias mercantiles, y ambos gozan de familias cortadas por un mismo patrón: sus hijos pequeños son íntimos amigos de clase y juegos, entre los hermanos mayores ha surgido un romance a lo Romeo y Julieta, y en torno a ellos merodea la típica parentela romana.

Narrativamente, la historia comienza en un tono ligero y amable al presentar unas relaciones de “competencia desleal”, pero con un aire muy humano y con cierta comicidad. La situación da un giro al aflorar el virus que se ha ido incubando poco a poco: la condición judía de Leone, que ahora Umberto le echa públicamente en cara. A partir de entonces, el dramatismo se adueña de la pantalla y hace avanzar la trama principal de una Italia donde la intolerancia se va adueñando de la calle, a la vez que se produce un acercamiento personal entre los vecinos rivales y que culmina en la emocionante escena de la visita al enfermo Leone.

Scola ha querido centrarse en lo sucedido en una calle romana, reconstruida al viejo estilo de los decorados de Cinecittà, para abordar un problema del pasado italiano y también del presente europeo: la inmigración y la intolerancia racial. Lo hace desde una óptica muy humanista, acercándose al drama de una familia simpática y abierta que quiere vivir y que la dejen vivir, pero que ve cómo la irracionalidad y la indiferencia les expulsa de su hogar. Esta realidad queda muy bien sintetizada en el último plano de la película, encuadre subjetivo del niño-narrador que mira impávido cómo su amigo del alma se aleja quizá para siempre. El clima entrañable lo logra gracias a la magnífica interpretación de todos sus actores, realizada con admirable autenticidad, con Diego Abatantuono y Sergio Castellitto como personajes más desarrollados, y con un Gérard Depardieu hablando en italiano que no se acaba de asimilar a pesar de su buena actuación (por lo que no parece que haya sido acertada la labor de casting en este caso).

El retrato satírico, cómico por momentos, del gobierno de Mussolini se apoya en una fina y ágil ironía en los diálogos, y en la recreación de varios estereotipos, como el del cuñado de Humberto –paradigma del vago reclutado por los fascistas– o el de la dependienta enamorada de su jefe. Pero incluso estos personajes son tratados con amabilidad, con humanidad.

Igual que Tavernier en "Salvoconducto", también aquí Scola ha querido hacer una revisión de la historia italiana, de su pasado en connivencia con el poder nazi, y criticado la postura de aquellos que decían pero no hacían, de quienes veían cómo se cometían las mayores injusticias y se acomodaban al viento favorable, sólo preocupados por su situación personal. Es lo que vivió el propio director italiano en su niñez, al contemplar una realidad que no llegaba a entender.

Una película amable y con una sutil carga de profundidad, bien construida e interpretada, sobre vidas corrientes envueltas en el torbellino de la irracionalidad de algunos episodios del siglo pasado.




Umberto es el propietario de una elegante sastrería, pero está perdiendo clientes debido a la competencia que le hace Leone, un sastre judío. La rivalidad profesional propicia toda clase de estrategias y trucos sucios. Sin embargo, sus hijos pequeños van juntos al colegio y sus hijos mayores son novios. Esta situación cambiará cuando, en 1938, el gobierno italiano aprueba las leyes raciales contra los judíos. (2)

La historia se desenvuelve durante el régimen fascista de los años 30, abarcando el período de privación de los derechos que sufrieron los Judíos en Italia.

 
Premios

• Festival Internacional de Cine de Moscú, Mejor Director.

• 6 nominaciones Nastro d'argento.

• Premio David de Donatello al Mejor diseño de producción. (3)




Una frase, dicha por Gérard Depardieu en una de sus charlas con su conformista hermano (Abatantuono), arroja luz sobre las intenciones de Ettore Scola a la hora de realizar Competencia desleal: Antes del después hay siempre un antes, que en el contexto en que se produce se refiere a la necesidad de pensar el por qué de la aceptación ciega a Mussolini (estamos en Roma, 1938, en vísperas de la aplicación de las leyes raciales que significaron el comienzo de la persecución antisemita). Pero, como suele enseñar el cine histórico, en realidad la frase es igualmente aplicable a hoy: siempre se puede encontrar un momento siniestro anterior, parecen decir Scola y sus guionistas; y si primero hubo fascismo, también hubo luego Resistencia y Liberación... ¿por qué no puede ocurrir lo mismo con el siniestro Berlusconi y su mundo de arribistas postfascistas?. Tiene pues Competencia desleal la forma de un manifiesto de esperanza. Y la tiene porque lo que el film explica, el proceso de asunción de conciencia crítica de un ciudadano cualquiera, de un ser sociológicamente predestinado al fascismo pero que, simplemente por su bonhomía, terminará solidarizándose con su vecino, y competidor comercial, judío, puede darse en cualquier lugar y momento, también ahora mismo: como siempre ha explicado el cine americano, el heroísmo cotidiano, a la postre, está al alcance de toda persona honesta. Con las formas del cine clásico que le son tan queridas, con la capacidad del análisis histórico y social que subyace en sus mejores películas (La terraza, Una mujer y tres hombres, La familia), y con una contención afectiva que la hace doblemente eficaz, Scola vuelve a demostrar la viabilidad del cine de tesis, lejano al supuesto interés de la platea contemporánea, pero absolutamente esencial cuando se trata de trascender el mero espectáculo. Y por ello, Competencia desleal se erige en un film imprescindible para entender, más que la Italia de los años 30, este convulsionado, extraño comienzo de milenio. Para amantes del buen cine italiano de siempre. Lo mejor: la sobriedad de la puesta en escena. Lo peor: el tradicional doblaje en los actores franceses.(4)

Roma, años 30. Dos tiendas de ropa, pared con pared. Una la regenta Umberto al modo tradicional. La otra, más modesta, la lleva Leone, un espabilado judío. La competencia hace que no se lleven bien. Lo contrario a lo que ocurre entre los hijos. Los niños comparten travesuras, y los jóvenes son novios clandestinos.

Ettore Scola pinta con trazos suaves, sin estridencias, los lazos que unen a los personajes. Describe la injusticia de las leyes raciales impuestas por el fascismo, y la sensación de impotencia que acomete al ciudadano corriente, que quisiera hacer algo pero no sabe qué. La evolución de las relaciones entre los cabezas de familia se presenta de modo creíble. Con tonos de comedia al principio, aunque pronto sobreviene el drama. Un poco al modo La vida es la bella, pero sin llevar las cosas al extremo. Toda una parte de ignominia de la historia reciente aparece ante nuestros ojos sin amargura. Por eso nos emociona y hace pensar. (5)



CITAS:

1.- http://www.labutaca.net/films/11/competenciadesleal1.htm

2.- http://www.filmaffinity.com/es/film365566.html

3.- http://es.wikipedia.org/wiki/Competencia_desleal_(pel%C3%ADcula)


5.- http://www.decine21.com/Peliculas/Competencia-desleal-1865

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